¿Cuándo saldra el país de la crisis?
El desafío es ir hacia el desarrollo
inclusivo
Hoy, Bernardo Kosacoff*
El panorama económico internacional se caracteriza por una creciente normalización, aunque no está desechado el retorno de nuevas perturbaciones. El desacople de dos socios clave para el comercio argentino, China y Brasil, nos abre nuevas oportunidades favorables. A su vez, el plano doméstico avanza hacia un escenario más optimista. El regreso de las lluvias contribuye a tener previsiones de una cosecha récord de soja. Las acciones del Gobierno para normalizar la relación con los mercados financieros internacionales contribuyen a tranquilizar el panorama financiero. La generación de crecientes expectativas negativas desde fines de 2007 hasta julio de 2009, que provocaron la salida de US$ 45.000 millones e impactaron muy negativamente en nuestro desempeño, se ha detenido. La dilución del peligro de dificultades de financiamiento del sector público y de fuertes procesos devaluatorios determinó este cambio. Hay un consenso sobre perspectivas de un crecimiento del PBI superior al 3 por ciento para 2010.
Todas las crisis significan pérdidas de riqueza para el conjunto de la sociedad, con mayores capacidades productivas ociosas. Simultáneamente, se verifican posiciones de empresas con dificultades de solvencia o liquidez, que impactan en la fuerte devaluación de sus activos. En este contexto, el clima de los negocios estará articulado más por oportunidades de adquisiciones que con inversiones en nueva capacidad de producción. A su vez, la actividad se recupera más rápido en primera instancia, mientras el empleo, las condiciones sociales y la inversión tienen un rezago muy marcado.
A diferencia de otras crisis, las empresas se financiaron desde 2002 básicamente a través de su propio ahorro. Estuvieron ajenas a los mercados voluntarios de crédito. En los momentos de mayor demanda doméstica optaron preferentemente por abastecerse vía importaciones y no se endeudaron en procesos de inversión. Sus niveles de deuda son muy bajos y su morosidad con los bancos no supera el 6-7%, cuando al final de la convertibilidad era del 27%. Esto explica en gran parte la ausencia de perturbaciones en el sistema financiero, que goza de solvencia y liquidez creciente.
El desafío actual es recuperar las fuentes de crecimiento para el logro de un desarrollo inclusivo, con empleo formal creciente y pautas distributivas progresivas. Para ello, la recuperación de la confianza para concretar las enormes oportunidades de inversión que tiene el país es clave. Un tema que puede ejemplificar un nuevo escenario es la definición de una agenda positiva de vinculación con Brasil. Ambos países tenemos problemas comunes y enormes oportunidades de complementación y especialización productiva, con la búsqueda de avanzar hacia la sociedad del conocimiento e insertarnos en el mundo potenciando el desarrollo de las capacidades tecnológicas y la utilización creciente de mano de obra calificada. El tránsito de ser productores de insumos a ser los oferentes de las góndolas de alimentos diferenciados; la complementación argentina con su industria metalmecánica en los planes petroleros de Brasil; el desarrollo definitivo de un sector autopartista para consolidar un bloque automotor conjunto; la mayor complementación de las transnacionales y de las multilatinas, y el desarrollo de acciones en infraestructura son ejemplos para avanzar en la generación de más y mejor riqueza, mientras se resuelven los problemas comerciales de los sectores en conflicto.
*El autor es director de Cepal-Naciones Unidas
para ver el artículo de La Nación 12-11-2009:
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1198508
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